Desde jóvenes, mi hermana y yo compartimos una pasión innata por la moda. Explorábamos tiendas locales, creamos nuestros propios estilos y soñábamos con un día ser parte de esta industria creativa. La moda no solo era una forma de expresión para nosotras, sino también una conexión entre nuestra imaginación y el mundo que nos rodea.


Un día, decidimos que era el momento de convertir nuestro amor por la moda en algo más que un pasatiempo. Queríamos compartir nuestra visión única con el mundo y, más importante aún, inspirar a otros a perseguir sus sueños. Así nació Tropolona, nuestro proyecto emprendedor que refleja la esencia de quienes somos y de dónde venimos.

Mi madre, hermana, sobrina y yo siempre nos llamamos Tropolona la una a la otra cuando tropezamos o hacemos algo bastante torpe (lo cual es bastante a menudo). La palabra no existe pero la usamos de forma cariñosa entre nosotras y por eso quizá sea también tan especial, es nuestra palabra.

Desde el momento en que tomamos la decisión de emprender, cada día ha sido un nuevo capítulo y un nuevo reto en nuestro emocionante viaje. 

Tropolona no es solo una marca; es una comunidad. Nos esforzamos por conectar con nuestros clientes, entender sus necesidades y celebrar la diversidad de estilos. A través de eventos locales y colaboraciones, queremos fortalecer los lazos con nuestra comunidad y ser una fuente de inspiración mutua.

El camino hacia el éxito está lleno de desafíos, pero estamos emocionadas de enfrentarlos juntas. Nuestro sueño es que Tropolona no solo sea una marca de moda, sino un símbolo de perseverancia, creatividad y amor por nuestras raíces.

Gracias por unirte a nosotras en este emocionante viaje. ¡Esperamos que encuentres en Tropolona no solo moda, sino también una historia que te inspire a perseguir tus propios sueños!